Rodin: dinamismo y serenidad

Al final del romanticismo la escultura se lanzó hacia lo monumental, para transmitir sentimientos y emotividad afectiva. Las formas en Rodin, rotundas, se encadenan unas con otras generando figuras de profundo contenido intelectual.

Rodin: dinamismo y serenidad

Clarividente, el escultor se dio cuenta de que el impresionismo está ausente de afectividad y subvierte las técnicas habituales en ese momento.

Renoir, poseído de un claro deseo de eternidad y permanencia, huye de lo inestable. Busca la luz y entiende el sentido de la composición con los diversos puntos de vista que puede ofrecer un conjunto escultórico, lleno de tensión contenida. Obliga al espectador a formar parte de sus conjuntos arquitectónicos, intelectualmente abducido por ellos.

En los primeros meses de 2009 se ha podido ver una selección de famosas esculturas de Rodin en la explanada que se abre ante el edificio de CaixaForum. Se considera a Auguste Rodin (1840-1917) uno de los escultores más grandes del siglo XX. En su primera etapa, por su potente plasticidad nos recuerda a Miguel Ángel, recio y poderosos.

Esta influencia se asocia a un viaje que hizo a Italia en 1876, que le marcará en toda su obra. Plasma los sentimientos de la condición humana, sugiriendo dinamismo sin necesidad de explicitarlo materialmente, como apreciamos en la monumental escultura "El Pensador", pensado en principio como una pequeña escultura de Dante y gran representación de la serenidad. La que vemos ahora en Madrid es una de los 12 ejemplares fundidos que, al parecer, decoró el mausoleo de Rodin.

El equilibrio entre masas y movimiento se percibe en la dramática composición en bronce, titulada "Los burgueses de Calais". Describe a la entrega de las llaves de la ciudad, en señal de sumisión, por unos destacados ciudadanos, cargados de sogas, para salvar a sus compatriotas de la cólera inglesa, en 1347. El grupo, se inauguró en Caláis el 8 de junio de 1895, aunque el ayuntamiento tuvo sus dudas a la hora de instalar la escultura. Las figuras, que hoy vemos en Madrid individualmente, forman un conjunto circular de gran movimiento, conseguido gracias a la dinámica gestual de cada una de las esculturas.

En resumen, este gran escultor destaca por se capaz de transmitir la vitalidad de todas las edades y, en definitiva, los sentimientos del ser humano.

Se puede visitar la página de Internet del Museo Rodin de París a través de este vínculo.


 

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