Lorenzo Lotto, el retratista nómada del Renacimiento en el Museo del Prado
Nacido hacia 1480 en Venecia, comenzó su aprendizaje en Treviso con quince años para establecerse posteriormente en Las Marcas (con un paréntesis de unos 5 años en Roma). Finalmente se afinca en Bérgamo donde realizó algunos de sus mejores retratos. Terminará su vida en 1556/57 en Loreto, vinculado a los dominicos de Venecia.
Quedó olvidado hasta finales del siglo XIX cuando Bernard Berenson publicó una monografía sobre este retratista renacentista que consiguió reflejar los estados de ánimo de los retratados. La puesta en escena de cada retrato fue fundamental para comprender la complejidad psicológica de los personajes a través de los objetos que les rodeaban en el retrato. En esa sociedad influida por el psicoanálisis el trabajo suscitó un gran interés por los trabajos de Lotto. A través de sus dibujos, que es difícil ver junto a sus pinturas, es posible entender la concepción y ejecución de sus obras.
Comenzó su aprendizaje en Treviso con Vivarini y bajo la influencia de los grandes de su tiempo como Antonello da Messina, Bellini, Durero, Rafael, Leonardo e incluso Tiziano. No hay que olvidar tampoco que Durero visitó Venecia en 1505 por lo que Lotto probablemente incorporó su influencia. En cualquier caso, consiguió componer un lenguaje muy personal a través del cual cobró fuerza la personalidad de los personajes retratados, reflejando al mismo tiempo la evolución de la sociedad en que vivían.
Llegó a Roma donde trabajó en el Vaticano pintando las estancias de la Signatura y de Heliodoro. Este trabajo está bien documentado aunque no queda nada de él porque quedó tapado con los frescos de Rafael.
Quizás su época más brillante se puede situar en Bérgamo con la realización de los retratos más brillantes al servicio de la rica burguesía de la zona. Compone unos cuadros que dejan clara la situación social de los protagonistas y sus sentimientos de plenitud en un entorno de referencias clásicas. En ese momento realizó muchos retratos matrimoniales, posiblemente influenciado por las tendencias del norte de Europa.
Al volver a Venecia tuvo gran éxito con sus propuestas rompedoras, que presentaban unas escenas que además de la psicología del retratado representaban el momento social veneciano del momento. Fuertemente vinculado a los dominicos de Santi Giovanni e Paolo realizó muchas obras religiosas que recogían su concepción del retrato profano. En el verano de 1552, empobrecido y cansado se retiró al santuario de Loreto donde murió como oblato en 1556.
Esta es la primera exposición que presenta la oportunidad de contemplar sus retratos, procedentes de todo el mundo. El Museo del Prado y la National Gallery de Londres presentan esta exposición de uno de los retratistas más interesantes del Renacimiento italiano, considerado como el primer retratista moderno. Esta exposición estará abierta en Madrid del 19 de junio al 30 de septiembre de 2018, para pasar posteriormente a Londres.