Consejos para una dieta diaria revitalizadora

En cualquier etapa de nuestra vida es importante mantener el equilibrio entre la actividad física y la alimentación. De este modo se disminuyen los riesgos de enfermedades y conseguiremos estar en forma.

Consejos para una dieta diaria revitalizadora

Esto se va haciendo más importante según nos hacemos mayores por lo que es conveniente ir modificando nuestros hábitos en nuestro beneficio. Empezar por revisar nuestra alimentación diaria puede ser de gran ayuda. Si damos a nuestro organismo los nutrientes más adecuados el cuerpo siempre nos responderá de forma favorable. Podemos planificar nuestra alimentación incluyendo siempre en nuestra dieta semanal frutas, verduras, lácteos, carnes magras y productos integrales.

Empezar por revisar nuestra alimentación diaria puede ser de gran ayuda. Si damos a nuestro organismo los nutrientes más adecuados el cuerpo siempre nos responderá de forma favorable. Podemos planificar nuestra alimentación incluyendo siempre en nuestra dieta semanal frutas, verduras, lácteos, carnes magras y productos integrales.

Es preferible que las frutas sean frescas y de temporada, pero también podemos comerlas enlatadas o secas. Aunque aumentan los azúcares, el melocotón, la piña o la pera en almíbar conservan gran parte de sus vitaminas y a veces aumentan algunas de sus propiedades. Por ejemplo, el melocotón en almíbar aumenta su contenido en ácido fólico en un 66%, la piña en almíbar duplica su contenido en vitamina A y la pera en conserva mantiene gran parte del hierro y las vitaminas del grupo B.

Comamos verduras frescas o congeladas, pero no nos olvidemos nunca de tomar legumbres, al menos una vez por semana.

Procuremos tomar alimentos ricos en calcio. Los típicos son la leche, los yogures y el queso. Pero recordemos que, además de los lácteos, existen otros alimentos que también nos aportan este mineral. Entre las verduras podemos escoger cebollas, brécol, cardo, acelgas o berros. Las legumbres que más calcio proporcionan son las tradicionales lentejas, garbanzos, judías blancas a las que se une la oriental soja. Y, dentro del mundo vegetal, echaremos también mano de los frutos secos. La yema de huevo, los pescados, especialmente el salmón y las sardinas (incluidas las enlatadas), mejillones, berberechos y almejas son otra opción. En resumen, recordemos que no sólo los lácteos son fuente de calcio.

Aunque entre nosotros no sean tan populares, tenemos que prestar atención a los productos integrales y elegir panes, cereales, arroz, pasta o galletas elaborados con harinas de este tipo. Nuestro intestino nos lo agradecerá. 

Recurramos a las carnes magras y especialmente a las aves de corral, siendo las más asequibles el pollo y el pavo, que guisaremos preferiblemente sin piel. No tomemos raciones grandes porque con los años vamos necesitando menos calorías.

En cuanto a los pescados, ya hemos hecho referencia a ellos más arriba en relación con su contenido en calcio. Cualquier pescado es saludable para las personas mayores, pero muy especialmente los pescados azules.

Y preparemos estos alimentos con aceites bajos en grasas saturadas como los de oliva virgen o de girasol, que son los más corrientes entre nosotros. Como no conviene utilizar demasiado aceite en nuestros guisos, el aceite de oliva virgen no resulta caro pues cunde mucho.

Sólo unos últimos consejos para asegurarnos una alimentación saludable. Cuando nos apetezca tomar un tentempié echemos mano de productos con muchos nutrientes como unos poquitos orejones (albaricoques secos) o nueces, un par de galletas integrales o zumos naturales, en lugar de dulces caramelos, patatas fritas o bebidas gaseosas. Reduzcamos la cantidad de sal a un máximo de 2 miligramos (una cucharadita pequeña) al día. Además, vigilemos los alimentos preparados que comamos pues suelen tener bastante sal o saborizantes que la contienen.

Y tomemos mucho líquido a lo largo del día para evitar la deshidratación. Es natural que necesitemos tomar más agua cuando haga mucho calor o hayamos hecho ejercicio, pero todos los excesos son malos, pues si tomamos más agua de la cuenta podemos perder sales importantes para nuestra salud.

Por último, pidamos siempre consejo a nuestro médico de familia. Son ellos quienes mejor pueden aconsejarnos respecto a la dieta que más conviene en cada caso en particular. Estos son, sencillamente, consejos generales.


 

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