Los fritos y la salud

Escuchamos muy frecuentemente que la alimentación es una de las claves principales de la buena salud y los fritos no salen muy bien parados. Revisemos algún modo de redimirlos.

Los fritos y la salud

En este sentido, los fritos tienen muy mala prensa porque nos insisten en que esta no es la manera más sana de cocinar los alimentos. Sin embargo, si finalmente decidimos hacer algún frito, la fórmula razonable es utilizar siempre aceite de oliva virgen limpio y nunca reutilizarlo.

Las piezas a freír no deben ser muy finas para que absorban menos grasa y, cuando son productos ricos en agua, conviene rebozarlos en harina. La temperatura debe ser muy alta para que se cree una costra que evite que entre el aceite y salga el vapor de agua del alimento (por ejemplo, 180º para croquetas o patatas fritas; 160º para alimentos enharinados y 140º para las piezas más grandes, que se tienen que hacer más lentamente).

Es mejor utilizar bastante aceite porque se producirán menos toxinas y los alimentos se cocinarán antes y no hacer muchas piezas a la vez para que no baje la temperatura y se hagan bien.


 

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